Sobre los manifiestos por la nueva ley de protección de la propiedad "hintelectual"
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Extraído de un comentario de Andrés Boix en "La Página Definitiva" que recomiendo leer completo en Actualidad » Blog Archive » Se vende cultura. Razón: porterÃa
Perdonad la extensión, pero no tiene desperdicio …
1. La cultura ha de pagarse. Quien crea, quien produce, ha de ser recompensado por su esfuerzo. Este modelo de retribución a los creadores, que me parece de lo más justo y adecuado a nuestros tiempos, entiende la creación como un bien o servicio más que se ofrece en un mercado libre. Resulta perfecto y lógico que así sea y se defienda, pero extraigamos sus consecuencias. Que el Muro de Berlín cayó hace 20 años para algo, oiga.
2. Dado el gran valor e interés de la creación artísitca española, el Estado ha de montar un entorno justo que permita capitalizar a los creadores su esfuerzo. Ha de garantizar que el ordenamiento jurídico obligue a pagar lo que el autor quiera, o lo que la empresa comercializadora de sus obras entienda justo. Y ha de establecer mecanismos que permitan castigar y perseguir a los que pretendan consumir por la patilla. A pasar por caja, oiga, que esto es una economía de mercado y así funcionan las cosas. ¿O acaso pretende Usted comerse un filete sin pagarlo? Oferta y demanda se cruzarán en este entorno de libre mercado, determinando el precio justo de las obras culturales. La Pantoja venderá como churros y podrá poner precios molones. Ramoncín se lo tendrá que currar compitiendo con los vendedores de cromos repetidos de la Liga del doblete del Atleti. Porque la cultura se paga. Pero a veces ni regalada.
3. El Estado no tiene que subvencionar ninguna creación artística. Porque lo que se llama cultura, recordemos, ha de pagarse. Y se vende. Es una mercancía. No tiene sentido, en tal caso, subvención alguna. Que el mercado provea. Eso de que nos paguen, por nuestro bien, conciertos y espectáculos varios es de agradecer, pero no es justo para con el arte ni para con el mercado. Si el Estado pone un euro, que sea para comprar productos y ponerlos a disposición de la peña. Que sólo ponga pasta, por ejemplo, para comprar las obras completas de Manolo Escobar y que la gente pueda cantarlas tranquilamente en los estadios mientras juega la selección. Pero de gratis, que ya está pagado.
4. Ni el Estado ni las Administraciones públicas han de organizar, financiar o facilitar espectáculo cultural alguno. Que se desarrollen sólo los que se puedan autofinanciar en el mercado. Como el fútbol, oiga, que vive gracias a que genera cultura capaz de autofinanciarse, sin subvenciones públicas a lo que es una actividad lúdica de mercado que, oiga, a todos nos parecería fatal que tuviéramos que financiar entre todos los ciudadanos. Pues con la música o el teatro o el cine o la poesía, igual. Que se la paguen los que tengan interés. ¿Por qué lo que exigimos a Raúl y al Real Madrid no vale para Sabina, La Oreja de Van Gogh o las carísimas puestas en escena que la Fura dels Baus ha montado para la Tetralogía y nos han costado a todos un ojo de la cara?
5. El Estado no ha de imponer ni avalar el cobro de canon alguno destinado a esta industria. Recordemos que la cultura se ha de pagar, se compra y se vende. Que así sea. Pero en el mercado. Que se lo curren, que vendan mucho, que oferten, que suban precios. Pero el poder punitivo y recaudatorio del Estado, en casita, dedicado a cosas que sean asuntos de Estado, no asuntos de mercado. Yo qué sé. Recaudar impuestos para hacer carreteras. Apresar piratas. Comprarle un nuevo coche al Príncipe. Rolletes indudable e indubitadamente relativos al interés general, no a financiar el negocio o asueto privado de alguien, que está feo aprovecharse así, privadamente, del dinero de todos.
6. Que los artistas y creadores, en ese entorno, impongan todas las condiciones que quieran. Y los precios que deseen. Y que actúe el mercado. Que ejerzan su libertad para decidir si comercializan o no, si permiten la copia o no, si permiten la reproducción pública o no… según quién, cómo, cuándo y dónde. O según a qué precios. Que lo hagan, esto es un mercado. Por ejemplo, que pretendan que la venta de un CD no permite prestarlo a un amigo, o hacerte una copia para el coche, excepto si compras una versión premium. A ver si hay huevos a tratar de montar ese modelo de negocio sin la respiración asistida del Estado. Hasta los puticlubs de más nivel se han tenido que adaptar a la dura realidad impuesta por la competencia. Es lo que pasa cuando las cosas se pagan, se compran, se venden… Que puedes tratar de imponer tus condiciones, pero el éxito y la rentabilización del negocio no depende sólo de ti. Aunque, por supuesto, es perfectamente legítimo tratar de vender berenjenas con un contrato privado que impida hacerlas salteadas y que obligue a hacerlas al horno, así como pretender controlar y perseguir a los que no cumplan el contrato.
7. Pero eso sí, por favor, que, a la hora de perseguir a los que se salten los acuerdos privados alcanzados por el posible uso no legítimo de sus obras, vayan a los tribunales civiles. Como todo el mundo. Como Usted y como yo. Que exijan, en su caso, el cumplimiento del contrato. Que exijan daños y perjuicios, demostrando que efectivamente el mal uso, al poner la berenjena al horno, les ha producido ese perjuicio y lucro cesante. Ahora bien, como Usted y como yo tendríamos que hacerlo, que esto es un mercado y un negocio privado. Que lo hagan como el tendero de la esquina al que le han robado un manojo de ajos tiernos o, peor, se los han comprado con la condición de hacer una tortilla y luego los han usado para plantar más. Esto es, sin ayuda del Estado a la hora de investigar, sin intervención de la Administración para posibilitar demandas o presunciones de culpabilidad y, por supuesto, sin que a nadie se le ocurra pretender que hay que movilizar recursos públicos para investigar a nadie sin que previamente haya claros indicios de que ha hecho algo chungo.
8. Y por la vía penal, por supuesto, sólo podrán ir cuando se cometan delitos así tipificados. Incluso, en plan generoso, estaríamos dispuestos a asumir que cualquier acto de pirateo fuera considerado delito. Que lo pongan en el Código penal, previo debate en el parlamento, y lo asumimos todos de buen rollo. Pero, en ese caso, como es lógico, sólo un juez podría investigar a quien haya robado o pirateado, ya sea el manojo de ajos tiernos, ya sea algún producto de la industria cultural. Y sólo en esos casos, exisitiendo fuertes indicios previos de culpabilidad, sería admisible que un juez, repito, un juez, investigara y para ello se permitiera invadir la intimidad de cualquier persona y poner en cuestión, justificadamente, sus derechos constitucionales. No la presunción de inocencia, por cierto. Que esto de la cultura, ya se sabe, es como un kilo de tomates. Hay que pagarlo, hay que retribuir el esfuerzo. Si no, nadie produciría tomates. Pero su defensa jurídica, cuando intervenga el Estado, que lo sea como cuando el Estado defiende a los productores de tomates porque entiende que las agresiones a los mismos son de la suficiente gravedad que justifica reacciones duras. Y eso se reserva, por lo duro que puede ser el castigo, a jueces independendientes. Como para los que soban tomates. ¿No se trataba de lo mismo?
9. Medallitas al mérito cultural y demás, fuera. Esto es un negocio, oiga. Recepciones en Palacio y demás, fuera. Esto es un negocio, oiga. Se compra y se vende. Como el cultivo de hortalizas. Reconocimiento a los empresarios y creadores más exitosos, como el tío de Zara, como Botín y como esos grandes patriarcas, que crean empleo y demás. A los ricos, incluso a los que se forran haciendo productos la pelota, sí, les seguiremos haciendo la pelota. Pero no a cualquier mindundi. Y adiós a los premios nacionales de esto y aquello. ¿Dónde se ha visto un premio al mejor tomate de ensalada del año dotado con miles de euros, medalla, recepción real y amplia difusión del logro en medios de comunicación?
10. Por último, que se me olvidaba, como esto es un negocio, la cultura se ha de pagar y todo eso, una medida más: Nunca, bajo ningún concepto, los medios de comunicación públicos deberían poder usar productos culturales si el pago que hayan de hacer por ellos no es sensiblemente inferior a los beneficios publicitarios obtenidos derivados de su emisión. Por defecto, por supuesto, se habrían de emitir sólo los que mejor retorno generen en términos económicos. Esto es, los americanos. Y como los medios públicos no tendrán publicidad a partir de 2010, en esa fecha habrían de dejar de emitirse productos culturales de pago. Porque TVE y RNE, a partir de esa fecha, hacen servicio público, no mercado. Los creadores, por ello, excepto si regalan a TVE sus contenidos, han de quedar fuera de la labor de difusión de la cultura, porque no es un bien público ajeno al mercado que merezca ser difundido sino negocio. Y, por supuesto, supongo que a todos nos parecería fatal que se emplearan medios públicos en la difusión y propaganda de unos contenidos y productos que compiten en el mercado con otros. Sería una terrible interferencia pública que, intuyo, estamos todos de acuerdo en que es una inaceptable contaminación de lo público en un ámbito que, como ha quedado claro, ha de ser regido por criterios privados y de mercado. Y un caso de competencia desleal y ayudas públicas de libro. Así que se acabó eso de que con dinero público metamos el vídeo de un grupo musical absurdo en la tele, les demos publicidad gratis (qué coño gartis, pagando, porque por eso cobran derechos de autor diligentemente gestionados por la SGAE y compañía) y encima luego se nos quejen porque, supuestamente, les robamos y nos aprovechamos de su talento. Tranquilos, chavales, ya no os esquilmaremos más poniendo vuestro vídeoclip en la tele.
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La aplastante lógica del ejemplo del carpintero que leí no se donde habla por si sola:
- Un carpintero hace una mesa, la vende y a hacer otra. No se pega 10 años intentando vivir de los canons y ganancias procedentes de toda la gente que ha estado usando esa mesa.
Como diciendo a los "autores" … ¡¡¡¡¡Trabajad más cabrones!!!
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Si eso lo puse en el otro post que hay sobre esto, lo oí en al radio fué lo que dijo un cantante.
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- Un carpintero hace una mesa, la vende y a hacer otra. No se pega 10 años intentando vivir de los canons y ganancias procedentes de toda la gente que ha estado usando esa mesa.
Este ejemplo, vale para muchos casos (películas, libros … ), pero no para referirse a los autores de canciones, al ser el carpintero simplemente el cantante, pero no el inventor de la mesa, aunque los de la Coalición sean los primeros en mezclar churras con merinas cuando hablan, para convertir a todo lo que no maximice su beneficio en prácticas ilegales :vayatela: , lease por ejemplo, el considerar piratería al mercado de segunda mano de obras con derechos de autor
Salu2!